El 27 de octubre de 2015, hoy hace un año, se disolvieron las Cortes españolas para convocar Elecciones Generales el 20 de diciembre. Las elecciones europeas y municipales recientemente pasadas prometían cambio político y así fue, pero poco. Con un Congreso de los Diputados muy fragmentado y sin una mayoría clara, la formación de Gobierno se antojaba muy complicada. Pero ninguno esperábamos, creo yo, el sindiós que siguió después.
Por no extenderme repitiendo datos que son conocidos por todos, o al menos por aquellos interesados en la vida política, resumiré a continuación lo que ha sucedido en este año de la marmota lo más objetivamente que pueda. Luego van mis conclusiones y después las de ustedes.
Mariano Rajoy, alias
don Tancredo, le comunicó al Rey en primera instancia que no se presentaría como candidato a la presidencia por no contar con los apoyos suficientes pese a ser el ganador virtual de los comicios. No hubo candidato alguno y en aquel ínterin podríamos habernos quedado para siempre de no proponerse Pedro Sánchez, a la sazón Secretario General del PSOE, en una segunda ronda de contactos. Igual habría que darle una vuelta a la Constitución para que también haya una convocatoria automática de elecciones en caso de que no se presente nadie.
El camino de la Izquierda era arduo pero se vislumbraba algo de luz al final del túnel. Sin embargo, unas horas antes de comenzar las negociaciones a tres bandas (PSOE, Podemos, IU), se produjo el abrazo del koala Sánchez-Rivera, cerrando un acuerdo que dinamitaba por completo las opciones de un gobierno de izquierdas. Y en ésas llegamos a las segundas Elecciones Generales, el 26 de junio.
Pocos cambios en el número de escaños aunque sí indicativos de una bofetada para la Izquierda. El PP subía 14, el PSOE perdía 5, Ciudadanos menos 8 y la coalición Unidos Podemos subía 2 aunque perdiendo un millón y pico de votos. Volvían a no salir las cuentas sumando la Derecha y tampoco sumando la Izquierda pero Rajoy se veía fortalecido y recompensado por su electorado que le premió su inmovilismo.
Rápidamente Ciudadanos arrimó al ascua su sardina, no fuera a ser que unas terceras elecciones los dejaran todavía más maltrechos, regalándole su apoyo al PP. De cara a la galería nos vendieron que se hacía tras aceptar 150 puntos súper importantes de su programa pero la realidad es que tendieron una alfombra roja. El bloque de la Derecha, con 170 síes garantizados (sumando el de Coalición Canaria) se hacía difícil de derribar pero el resto de la cámara (180) voto no y volvimos al bloqueo.
En ese momento es cuando por fin Pedro Sánchez comienza a ejercer de verdadero líder y empieza a realizar movimientos para formar una alternativa de izquierdas. Lo que no se podía imaginar es que desde dentro de su propio partido le harían la cama de forma tan descarada obligándole de facto a dimitir en el seppuku del PSOE. Aunque algo sí sospecharía cuando su idea era convocar un congreso extraordinario para consultar a la militancia.
¿Qué ha sucedido en este año de la marmota entonces? Que la mayoría de la población mayor de 60 años teme al cambio porque han oído cosas como que les van a quitar la pensión o la casa de la playa porque está sin utilizar. Seamos claros, PSOE y PP llevan controlando las altas esferas desde hace cuarenta años y manejan los medios de comunicación tradicionales como nadie. Han conseguido que cale el discurso del miedo. Han convencido a la gente de que unas terceras elecciones serían un desastre para el país porque cuestan "mucho dinero" y porque nos resta credibilidad de cara a Europa. Han convencido a la gente de que los nacionalistas son el caos, cuando han pactado con ellos históricamente en todas las legislaturas sin mayoría absoluta. Nos han vendido que los españoles estamos preocupados porque no hay gobierno cuando lo que nos preocupa de verdad es el paro, la LOMCE y la pobreza infantil.
El anterior gobierno de derechas tuvo que llevarnos a la guerra para soliviantar a la población. El actual ya lleva Gürtel, Púnica y Taula, que sepamos. Pero no pasa nada, el miedo es libre y hemos llegado a un punto en el que preferimos que nos robe alguien conocido con tal de tener el fútbol y Gran Hermano el fin de semana antes de que lleguen ¡los comunistas!, peligrosos porque anteponen la gente a las empresas.
Lo triste es que, después de una de las legislaturas más duras de nuestra historia y de este año de la marmota, la Derecha ha salido reforzada, la Izquierda más dividida que nunca y la gente hastiada de la política. Se ha perdido bastante de la ilusión, el empuje y las ganas de cambiar las cosas porque nos queda la sensación de que nuestro voto no vale nada. Parece que votemos lo que votemos siempre gobiernan los mismos, los poderosos. En fin, disfruten 4 años más de marianismo.
